lunes, 6 de octubre de 2008

Cantiga crapulente a la hora del crepúsculo



A monk sneaking a drink of wine. British Library, London.


Oídme, crápula crepuscular, yo os convoco:
abandonad de una vez los asientos
en que reposan vuestros traseros fatigosos,
dejad la cómoda calidez del hogar mollar;
celebremos el Día Mundial de Porquesí
y el San Hoy de hoy, víspera del que está por llegar.

No perdamos el tiempo en argucias y en minucias:
esta noche toca, y mañana, y al día siguiente
Dios proveerá (o el proveedor que se tercie).
buen aprovisionador será

Escuchad, crápulas, y no os perdáis ni uno de mis ripios,
porque -muy docentemente- no lo pienso repetir:
salid con copas mientras no pinten aún bastos,
y buscad antes que la luz del flexo el fulgente neón,
pues vence pronto el plazo fijado para esta mi tentación.

Abracémonos todos tras el crepúsculo
en una disipada francachela de club
mientras sin sentir el oprobio de los años
por tugurios, tabernas y antros
podamos arrastrarnos aún.


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